Hace un par de días alguien me menciono esta palabra, SILENCIO, y me puse a pensar que significa tanto y al mismo tiempo, no significa nada para muchos.
Según el diccionario de la Real Academia Española de la Lengua, Silencio, se define como:
El estado en el que no hay ningún ruido o no se oye ninguna voz.
Pero en realidad, es mucho mas que eso, el silencio es el estado que nos lleva a interiorizarnos con nosotros mismo, es el momento para reflexionar, para amar, para perdonar y ser perdonado, para entrar en contacto con Dios y lograr comunicarnos con el, con el silencio, algunos alimentamos nuestra paz interior, es necesario estar callados para escuchar lo que queremos de nosotros mismo, es importante dejar a un lado el ruido del mundo, para saber que camino debemos tomar, cual es la ruta a seguir, para analizar si esta bien o esta mal lo que estamos haciendo o lo que vamos a hacer.
A veces cuando oramos y estamos hablando con Dios, no dejamos que el, nos hable, se comunique con nosotros, solo somos pedir y pedir y pedir, pero no escuchamos su vos, tan suave y apacible, para lograr hacer su voluntad y no la nuestra.
Para mi, hay varios tipos de silencio, el del hombre o mujer que tiene miedo de salir adelante y ser alguien mejor cada día, el de la esposa y madre que viven las alegrías y las angustias de los hijos y esposos, el de las mujeres que son maltratadas y por temor no denuncian su calvario. El de los hijos llenos de falta de amor, por que sus padres están mas pendientes de las relaciones sociales, del trabajo y de sus propios temores que no tienen tiempo de darles el amor que tanto anhelan y necesitan, que por falta de ello se refugian en los vicios, las drogas y los habitos.
Hay parejas llamadas, almas gemelas, que se aman en silencio, en medio del tiempo y la distancia, ya que su amor va mas allá de todo y de todos, amor que sobre pasa todo entendimiento.
En Silencio, Dios envió a su único hijo para entregarse por amor a nosotros y dar su vida por cada uno de nosotros.
En Silencio el Padre Eterno, vio como su hijo amado daba su vida por la humanidad, en la muestra de amor mas grande que alguien pueda dar.
El Silencio debe ser el momento para reflexionar y encontrar nuestro propio destino en la vida. Para ver con los ojos del alma las maravillas de nuestro universo.
Para finalizar te dejo este ejercicio que encontré en El Peregrino, Libro de Paolo Coelho,
El Ritual (el Globo Azul)
Siéntese cómodamente y relájese. Procure no pensar en nada.1. Sienta qué bueno es disfrutar de la vida. Deje que su corazón se sienta libre, amigo, por encima y más allá de la mezquindad de los problemas que deben estarlo aquejando. Comience a cantar alguna canción de su infancia en voz baja. Imagine que su corazón crece e inunda su cuarto -Y después toda su casa- de una luz azul, intensa, brillante.2. Cuando llegue a este punto, comience a sentir la presencia amiga de los santos en que usted depositaba su fe cuando era niño. Dese cuenta de que están presentes y llegan de todas partes, sonriendo e infundiéndole fe y confianza en la vida.3. Mentalice cómo se acercan los santos, le colocan las manos sobre su cabeza y le desean amor, paz y comunión con el mundo. La comunión de los santos.4. Cuando esta sensación sea muy intensa, sienta que la luz azul es un flujo que entra y sale de usted, como un río brillante, en movimiento. Esta luz azul comienza a esparcirse por su casa, después por su barrio, por su ciudad, por su país y envuelve al mundo en un inmenso globo azul. Es la manifestación del amor mayor, que trasciende las batallas cotidianas, pero que lo fortalece y le da vigor, energía y paz.5. Mantenga el mayor tiempo posible esa luz esparcida por el mundo. Su corazón está abierto, irradiando amor.Esta fase del ejercicio debe demorar como mínimo cinco minutos.6. Poco a poco, vaya saliendo del trance y volviendo a la realidad. Los santos permanecerán cerca de usted; la luz azul continuará inundando el mundo.Este ritual puede y debe ser realizado por más de una persona, si fuere necesario. En este caso, las personas deben tomarse de las manos.
Paz y bien
Dios los bendiga
Amen.
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